Archivo de la etiqueta: Reforma Educativa

Contra la Contrarreforma

Quien conozca México no se puede llamar a sorpresa frente a una realidad esquizofrénica muy difícil de comprender.

Pero quien no ha puesto un pie en esta bendita tierra y tampoco ha tratado de ver la realidad misma, encontrará absolutamente imposible lo que ocurre y seguro pensará que no puede ser cierto.

Como sea y casi para efectos puramente cómico-mágico-descriptivos, he aquí una pequeña aproximación (desde luego enunciativa, nunca exhaustiva) a una de las manifestaciones más pintorescas de la realidad.

De acuerdo con la Constitución, la educación pública es responsabilidad del Estado, no sólo en lo normativo, sino también en lo operativo. Para ello, durante el siglo XX se realizó una prodigiosa obra de infraestructura, para construir escuelas en todas partes. Se construyeron quizá cientos de miles de ellas y se puso a profesores a dar clases para abatir el grave rezago que en esa materia nos heredó el Profiriato y su secuela, la Revolución.

El tamaño de la obra, requería también a cientos de miles de profesores, pues se trataba de enseñar a millones de niños a leer, escribir, hacer cálculos matemáticos y otras materias que se aprenden en la enseñanza básica y media.

También se atendieron los sectores de la educación media superior y superior, que bien podrían ser material para otro análisis.

Para fines estrictamente narrativos, me centraré sólo en la educación básica. Se necesitan, pues, cientos de miles de profesores, educados primero (como normalistas) y contratados después (como profesores) por la propia Secretaría de Educación Pública.

El aparato burocrático era gigantesco y para controlarlo se creó un sindicato monolítico, llamado Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

No obstante, a algunos no les gustaba que no hubiera derecho a disentir y, como no podían crear un sindicato alterno, crearon un organismo alterno, llamado la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Todos los maestros están afiliados al SNTE (no tienen alternativa), pero algunos también lo están a la CNTE y mientras el primero actúa en general de acuerdo con las autoridades, la segunda suele oponerse sistemática y violentamente a las decisiones de la autoridad.

En este difícil panorama y frente al constante deterioro que había sufrido la calidad educativa en los últimos años, el gobierno anterior promovió una amplia reforma legal en educación, que levantó mucha polémica, sobre todo por parte de la CNTE, por la forma de evaluar a los maestros, que ciertamente incluía algunas fórmulas insostenibles.

Como sea, se impuso esa reforma, que en algunos aspectos, lejos de mejorar la educación, la empeoró, entre otras cosas por las terribles dificultades que los profesores tienen ahora para reprobar a los niños, aunque no asistan a clases, no entiendan media palabra de lo que ahí se dice o lleguen a niveles imperdonables de insolencia.

El gobierno que entró en funciones hace apenas seis meses, siempre consideró negativa esa reforma y, desde la campaña electoral, anunció que promovería una contrarreforma, atendiendo los reclamos de los profesores, especialmente de la CNTE.

Ya se propuso, analizó y votó la dichosa contrarreforma en el Congreso, con la oposición de varios partidos y la imposición del partido en el gobierno que tiene mayoría en ambas cámaras.

Hoy, Día del Maestro, se anunció con bombo y platillo la promulgación de esta reforma, que el gobierno considera como un triunfo a favor de los profesores, porque supuestamente se elaboró con base en lo que ellos opinaron.

Pero resulta que los maestros miembros de la CNTE, ahora salieron a las calles a protestar de manera airada contra esta contrarreforma, que no satisface, dicen, sus expectativas, como tampoco lo hacía la reforma impulsada en el anterior gobierno.

¿Esquizofrénico?…Sí. Totalmente. Mientras tanto, nadie parece ocuparse de la calidad de la educación para los niños.

Deja un comentario

Archivado bajo Educación, Política, Sociedad

Fácilmente combatible

Luego de que el presidente Andrés Manuel López Obrador pretendió echar para atrás una reforma constitucional mediante un memorándum, surgieron decenas de criticas y preocupaciones totalmente fundadas respecto a un actitud poco democrática (por decirlo con palabras excesivamente suaves), que podrían implicar riesgos en la forma de mandar.

No hace falta ser abogado para saber que, por encima de la Constitución, no hay ningún instrumento legal  y que para cualquier modificación relativa a la Constitución, se requiere un mecanismo legislativo que está claramente marcado en la propia Constitución y nadie puede iniciar un proceso distinto, así sea el presidente de la República, en un país con una estructura de poder presidencialista.

José Ramón Cossío Díaz, ex ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien evidentemente sabe muy bien del tema, lo resumió de manera demoledora en un mensaje en Twitter, que se convirtió en el referente jurídico del caso. El ministro en retiro dijo que la decisión del presidente era fácilmente combatible en lo jurídico, porque carece de fundamentación y motivación y es «autorreferente».

Es la sentencia más corta que he leído hasta al fecha y quizá la más clara que haya leído también, sobre todo si se toma en cuenta que a quienes redactan sentencias en cualquier nivel, les encanta explayarse, abusar de los latinajos y redactar de manera que no se entienda y se pueda prestar a todas las confusiones posibles.

Lo que el exministro señaló, es lo que todos los ciudadanos intuimos: que le figura y la forma con la que el presidente quiso anular una reforma constitucional, sencillamente no se sustenta y por tanto no se puede hacer de esa manera.

Pero al señalar que es «autorreferente», Cossío Díaz enfatiza algo aún más peligroso: que el mandatario cree que sólo con que él lo diga es suficiente, tal como hacen los dictadores.

Esa es en el fondo la discusión sobre esta pretensión del presidente de querer echar atrás una reforma constitucional, con sólo firmar un documento. ¡Eso no se puede hacer! y a todos nos queda claro.

La preocupación que han manifestado los representantes de todos los partidos de oposición, se relaciona precisamente con la forma de hacer las cosas, sin respetar los cauces legales y pretendiendo que sólo con la voluntad del presidente basta.

Porque se trata –al menos en el papel– de un sistema de gobierno democrático con división de poderes, en donde cada quien tiene sus responsabilidades  y que está diseñado así, precisamente para que nadie pueda hacer lo que le venga en gana.

Ya no hablemos de las condiciones específicas de esta reforma, que fue primero bandera de campaña y ahora, objeto de chantajes y contrachantajes. Más allá de todo ello, lo preocupante es la intención de un individuo de convertir a las leyes y a la Constitución en objeto de correcciones, como si se tratara de simples circulares de ayuntamiento de pueblo. ¡Y ni en ese caso las cosas funcionan de esa manera!

Si bien en lo legal se puede impugnar la decisión y ésta no pasa porque no pasa, habría que ver cómo queda en lo político y sus repercusiones.

Deja un comentario

Archivado bajo Política, Sociedad

Los niños del lobo

Es muy conocido el cuento del niño del lobo. La historia es simple, porque está diseñada para proporcionar una enseñanza eficaz a niños pequeños, a quienes no conviene aburrir con grandes argumentos.

En síntesis, éste era un niño que vivía en una remota aldea, continuamente asediada por un hambriento y feroz lobo. Ante el insufrible aburrimiento que nuestro pequeño protagonista sentía por vivir en tan aislada población, se le ocurrió un día inventar que el lobo lo perseguía, sólo para causar pánico, pues él bien sabía que era mentira.

En efecto, causó el efecto esperado y luego, ante la evidencia de que no había tal lobo, inventó que se había espantado con la movilización de la gente. Repitió una o dos veces la dosis, hasta que definitivamente ya nadie le creyó.

Mas un día, nuestro pequeño se adentró algo en el bosque y, efectivamente, encontró frente a frente al lobo que, al verlo, se lanzó sobre él.

El niño corrió despavorido hacia la aldea gritando: «¡Ahí viene el lobo; ahí viene el lobo!»

Pero esta vez, nadie se molestó en lanzarse a ayudarlo, porque todos creyeron que de nuevo mentía. Claro que de pronto el lobo llegó y entonces sí causó una gran destrucción, hasta que la gente se movilizó y consiguió deshacerse de él.

La lección que el niño aprendió de la más dura manera posible, fue a no volver a mentir, porque las mentiras tienen una grave consecuencia: nadie le creerá al mentiroso cuando finalmente diga la verdad.

Pues bien, eso es precisamente lo que puede pasarle a ciertos personajes de la política mexicana, una vez que mintieron sobre algo fundamental: la reforma educativa.

Resulta que la semana pasada se anunció que las evaluaciones a los profesores contempladas dentro de la reforma educativa (lo cual implicó cambios a la Constitución y numerosas leyes secundarias, además de gigantescas movilizaciones de maestros disidentes, incluyendo episodios bastante violentos), se suspendería indefinidamente.

No sólo implicaba que el gobierno reculaba, sino el riesgo de caer en abierto desacato a un mandato constitucional y un mensaje de debilidad brutal por parte de las autoridades federales. A partir de ahí, se abría la posibilidad de que las demás reformas estructurales fueran, también, suspendidas.

Sin embargo, al pasar el domingo de elecciones, cuando había serias amenazas de violencia especialmente en Michoacán, Guerrero y Oaxaca, el gobierno federal anunció que no, que las evaluaciones no estaban suspendidas. De ninguna manera.

Que el gobierno federal las aplicaría en tiempo y forma y que nadie pensara que no habría tal evaluación. ¡Faltaba más, si lo manda la mismísima Constitución!

La mentira es clara: los maestros disidentes estuvieron en la semana hasta las 3:00 de la madrugada en la Secretaría de Gobernación discutiendo con diversos funcionarios sobre lo que pasaría el domingo y al día siguiente de esa discusión, fue cuando se anunció la falsa suspensión de las evaluaciones.

Y el «acuerdo» se rompió a la mañana siguiente de las elecciones.

Ahora, a varios funcionarios que estuvieron involucrados en ese tema –algunos de ellos de muy alto nivel– les pasará lo mismo que al niño del lobo: en adelante nadie les creerá. Y eso puede ser muy peligroso.

 

Deja un comentario

Archivado bajo Educación, Política

Reforma educativa

Desde hace casi dos años, México está metido en un complejo proceso de reforma educativa. Cambió el Artículo tercero constitucional (base del derecho a la educación), se ajustaron varias leyes secundarias y se establecieron mecanismos para evaluar a los profesores, lo cual provocó airadas protestas y complejos procesos sociales.

De acuerdo a las autoridades, este no es simplemente un proceso legal y/o administrativo, sino de fondo. El cambio busca modernizar completamente el proceso educativo, cambiar el modelo pedagógico, actualizar la infraestructura y tener profesores mejor calificados.

Así platicado suena muy bien y parece tener sentido.

Pero la realidad es muy otra. Y aquí comparto un ejemplo que me contó una amiga dedicada al magisterio.

En plena zona central de la Ciudad de México, específicamente en la colonia Santa María la Ribera, hace poco más de un año, las autoridades educativas determinaron desalojar la Secundaria Pública número 46, ubicada específicamente en la esquina de Sabino y Eje 1 Norte.

La Secundaria, gastada por el uso de decenas de generaciones de niños de secundaria, necesita mantenimiento mayor.

Y por eso, al desalojar la escuela, las autoridades educativas enviaron a profesores y alumnos a un local alterno: el auditorio de la cercana Secundaria 2, donde se improvisaron una suerte de «salones», apenas divididos entre sí con mamparas y telas, en aras de no perder el año escolar.

Claro que se había prometido una solución pronta e incluso había un presupuesto de 4 millones de pesos disponible para las reparaciones necesarias.

Aun así, las obras comenzaron a retrasarse, el año concluyó y ahora resulta que el dinero y la oportunidad se perdieron entre las entreveradas marañas de la burocracia y el siguiente anuncio es que la Secundaria quedará cerrada definitivamente. Desaparecerá, pues.

De tal suerte que los estudiantes ya se quedaron sin opción. Los maestros, tal vez si bien las va, serán reubicados en otras escuelas y fin de la historia.

Lo grave no es sólo que de pronto se hayan perdido los dineros que estaban previstos para la remodelación, sino que la remodelación no ocurrió y que estudiantes y profesores se quedaron sin opción.

Además de que este lamentable hecho ocurre mientras se habla de una reforma a fondo. Y si eso pasa en plena zona centro de la Ciudad de México, es lógico suponer que se repite en cualquier otra parte del país y, peor aún, en lugares alejados y con bajos niveles económicos.

 

 

 

 

 

2 comentarios

Archivado bajo Educación

Escasez de oxígeno

Muy en su estilo, los maestros de la Sección XXII de la CNTE, convocaron el domingo por la tarde-noche a una conferencia de prensa donde darían a conocer lo que ya todos sabíamos: se retiraría la mayoría para volver a Oaxaca –y a clases– y dejarían en el Distrito Federal sólo a una representación para continuar las protestas contra la reforma educativa.

Como todo lo resuelven en asambleas masivas, el inicio de la conferencia prevista para arrancar alrededor de las 19:00 horas, se trasladó hasta después de las 23:00 horas.

Extraoficialmente, se dijo que la asamblea tardó tanto, porque no había consenso en las cifras. Es decir, todos estaban de acuerdo en que permanecería en el Distrito Federal el 20 por ciento y el 80 por ciento volvería a Oaxaca.

La disyuntiva era cuál sería el 100 por ciento de base para esa decisión. Las posiciones eran 20 y 80 por ciento de los maestros que permanecen en campamento en el Monumento a la Revolución; o bien 20 y 80 por ciento sobre el total de los maestros pertenecientes a esa sección en Oaxaca.

Y la diferencia no era menor, porque el total de los maestros pertenecientes a la Sección XXII asciende a 76 mil, es decir, el 20 por ciento significan 15 mil personas, quienes a diario requieren comida, agua y otros insumos.

Al final esa fue la postura ganadora y la pregunta –obviamente imposible de plantear de manera directa a los mentores– es cuánto significa en dinero la manutención de los 15 mil maestros acampados en el Distrito Federal.

Otra de las preguntas interesantes es ¿qué pasará en Oaxaca a partir del lunes 14 de octubre cuando, según ellos, se presenten de nuevo a dar clases?

Resulta que muchos padres de familia, hartos de la ausencia de los «profesores», se organizaron y comenzaron a turnarse los grupos para dar clases ellos mismos, y ya anunciaron que no volverán a dejar a los mentores ingresar a las escuelas. Y tan bravos los unos como los otros; así pues, esa fecha será fatídica y deberá observarse.

En el fondo, la movilización requiere dinero, mucho dinero y aún no está claro quién financia a los maestros y con cuál objetivo político, pues ya nadie cree en la protesta contra la reforma educativa, la cual, por cierto, sí implica inseguridad laboral para el magisterio.

Durante muchas semanas, lo sufridos capitalinos nos hemos preguntado quién provee de «oxígeno» a los mentores, porque más allá de la fuerza de cualquier convicción, a nadie le gusta permanecer semanas en un campamento, durmiendo en inmundas casas de campaña, con el concreto como «colchón» y las lluvias cayendo encima inmisericordes.

Sólo un interés económico fuerte explica cómo estas personas participan a diario en manifestaciones y movilizaciones harto violentas, con riesgo de su integridad física, soportando insolaciones y otras inclemencias. Por eso, el anuncio de la retirada-permanencia, o de la permanencia-retirada, como se le quiera ver, despierta otra suspicacia: ¿habrá muerto la tía rica?

 

Deja un comentario

Archivado bajo Economía, Educación, Política, Sociedad

Lo que sea, no

Después de convertir a la Ciudad de México en un caos de dimensiones faraónicas, los maestros de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación ganaron el primer «round». Consiguieron que en el periodo extraordinario de sesiones que tuvo lugar la semana pasada, se eliminara la Ley del Servicio Profesional Docente, con lo cual obligaron al Legislativo a ajustarse a sus demandas.

No importa que los legisladores dijeran que no habían decidido bajo presión, que nadie obliga al Legislativo, que todo fue va a salir en su momento. El hecho es que los maestros, con su violencia y su brutalidad, ganaron.

Y hoy comenzaron negociaciones en la propia Cámara de Senadores, con maestros ensoberbecidos por su victoria reciente y quienes dijeron que seguirán con las protestas y la línea dura. Según ellos, es la única forma en que escucha el gobierno.

También comenzaron negociaciones con la Cámara de Diputados, donde el discurso fue más o menos el mismo.

En síntesis, vieron que la fuerza genera dividendos y la van a seguir usando ¡cómo no!

Lo curioso fue una petición formulada por los mentores (quienes ordenaron a los reporteros: «coberturen el movimiento magisterial»): «¿habría manera –preguntaron– de que nos dejen ver la Ley, porque no sabemos qué contiene?»

¡Si precisamente las protestas violentísimas de la semana pasada, que incluyeron delitos como daño en propiedad ajena y lesiones, fueron para impedir la aprobación de la ley!

Resulta que dicen «NO» a algo y luego supuestamente salen con la batea de babas de que no la conocen.

Lo que sí queda claro, es la ignorancia y primitivismo de estos rústicos individuos, disfrazados de maestros, quienes hablan de los «libros de testo» y prodigan «haigas» y «fuistes» evidencia de su nivel real, del todo inadecuado para un aula de primera instrucción.

Pero además, ya llegaron al punto de decir que no a todo, porque se sienten poderosos, pues la policía capitalina no los enfrentó.

Sobre este último punto, algunos señalan la debilidad del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera. Pero visto más fríamente, el Jefe de Gobierno actuó con prudencia: es obvio que éstos quieren un mártir. Un muerto al cual glorificar para justificar cualquier acción; y el mandatario capitalino lo sabía; por eso no les dio la oportunidad de crearlo.

El movimiento está ensoberbecido, crecido, rudo; está poniendo las cosas tensas y quién sabe dónde va a parar. Habrá que ver.

Deja un comentario

Archivado bajo Economía, Política, Sociedad

Odio decir: «se los dije»…

Pero se los dije.

Los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación mostraron el músculo y ganaron. Con dos días de manifestaciones, no exentas de violencia extrema, y el bloqueo absoluto de la Cámara de Diputados, obligaron a los legisladores a dos cosas: sesionar fuera del recinto oficial, en un centro de convenciones incomodísimo (donde por cierto el edificio ultrainteligente no entiende cómo permitir que funcionen los teléfonos celulares); y que se retierara de la agenda de discusión la Ley del Servicio Profesional Docente.

Pero como ya mostraron el músculo y vieron que les funcionó, los maestros lejos de dejar de mostrar la fuerza, sencillamente recurrieron a intensificarla: el plantón que mantenían en el Zócalo capitalino se extendió cual hongo en época de lluvias. Si antes había 300 casas de campaña, hoy hay 1,500.

Y la sede del Senado de la República está sitiada. Los maestros acampan tranquilamente en las calles alrededor del edificio y nadie entra, nadie sale e incluso nadie pasa. La policía cuida los cruceros cercanos para evitar el paso de automóviles.

Los maestros granaron, sin duda, esta primera batalla, a base de una de las muchas técnicas de negociación: mostrar una fuerza descomunal.

Y francamente, los diputados cedieron, tal vez asustados por la demostración.

Un cartón publicado esta mañana en algún periódico lo evidenciaba muy bien: una especie de gran golpeador, lleno de cadenas y con un «boxer» en la mano derecha, ataviado con botas mineras y una camisa llena de swasticas encaraba amenazante a un hombrecillo vestido de traje que, con la cabeza agachada le decía en tono casi de súplica: «Está bien, les damos siete horas para que levanten el plantón de la Cámara, pero después, no nos van a dejar otro remedio que ir a sesionar a un centro de convenciones».

Y así fue. Los maestros lograron lo que querían: eliminar de la legislación la ley que avalaría las evaluaciones periódicas a su desempeño.

Según los maestros, su oposición a dicha ley se explica porque nadie ha señalado criterios claros para la evaluación y, sin embargo, sí permitiría que aquel profesor que no acredite sea dado de baja del empleo. Supuestamente, el problema es que como no se explican los criterios, se deja al arbitrio de los aplicadores de la prueba quién pasa y quién no y, por lo tanto, existía el riesgo de que esa evaluación se convirtiera en instrumento de terrorismo fiscal.

Si es cierto o no, no lo sabemos, porque el contenido de la ley, finalmente, no se analizó, por lo menos en este periodo extraordinario.

Lo preocupante ahora, es que están pendientes otras reformas de no menos importancia (como la energética) que según los analistas políticos ahora podría estar sujeta a las mismas presiones que la educativa y podría correr su misma suerte: entregar como producto una especie de engendro sin extremidades o con extremidades deformadas, incapaz de una vida futura sana.

Además, se interpreta como debilidad de los poderes de la Unión (no sólo el legislativo), frente a la fuerza descomunal de un gremio que ya obtuvo su primera victoria y no tiene ni para cuándo moverse de ahí donde están plantados.

De hecho, el Maratón Internacional de la Ciudad de México, que pretendía partir del Zócalo capitalino, ya se tuvo que ajustar su ruta, porque los maestros son amos y señores de la plancha y sus alrededores.

Lo que es más, en esa soberbia de haber ganado el primer combate por K.O., los maestros parecen decididos a permanecer ahí plantados por meses. Hasta se habla de que la ceremonia del Grito la noche del 15 de septiembre y el desfile militar del 16, probablemente no se puedan realizar.

Por lo pronto, como lo dije ayer aquí mismo, en la negociación ganaron el primer «round» los maestros. Ahora falta ver cómo continúa el pleito.

 

Deja un comentario

Archivado bajo Educación, Periodismo, Política

Anzuelo

Acerca de la palabra «anzuelo», el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española especifica que se trata de un gancho pendiente de un sedal, acompañado de un cebo, que sirve para pescar.

E incluye el ejemplo de un uso coloquial para esta palabra, al fromar pequeñas frases de uso común en el idioma. Uno de ellos: «Echar el anzuelo.- Emplear artificios para atraer, generalmente con engaños».

A esta definición se ajustan algunas partes de la realidad política reciente.

Revisemos:

La lidresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo, es encarcelada un día, so pretexto de que los profesores se quejaron sobre la oscuridad en las cuentas del sindicato. (Por cierto, hasta la fecha no se conoce ni una sola de esas supuestas denuncias).

Se trata de un anuncio espectacular, dada la enorme fuerza del sindicato, el más grande de América Latina y sobre el cual se cierne la sombra de la sospecha y la corrupción, además del manejo político de sus intereses.

Mientras tanto, progresa una reforma constitucional, dizque para reformar la educación pública que, en realidad, NO es una reforma educativa, sino laboral.

En efecto, para mejorar la educación pública no hace falta modificar la Constitución, sino ampliar la capacitación de los maestros, garantizarles condiciones mínimas de seguridad laboral, establecer una infraestructura decente para su labor y ampliar la cobertura en todos los niveles escolares además, claro, de propiciar que los niños crezcan, razonen, concienticen sus derehcos y obligaciones y se conviertan en ciudadanos productivos, activos y capaces de adaptarse al mundo cambiante que les toca.

Pero esto de la reforma educativa, supuestamente elaborada para mejorar la calidad de la educación en las escuelas públicas, es precisamente el anzuelo con su respectiva carnada. Se está «echando el anzuelo», según la explicación al uso coloquial que describre el DRAE.

En realidad, lo que está en juego aquí es una reforma laboral. Se trata de una estrategia para debilitar a un poderoso sindicato cuyas acciones, correctas o no, han sido fuertemente cuestionadas durante mucho tiempo.

La carnada y el anzuelo, forman una dupla inseparable que, en términos prácticos, se traduce en el encarcelamiento de la dirigente del magisterio, mientras que la reofmra laboral, está inserta (como el anzuelo en la carnada), dentro de la propia reforma y consiste solamente en una palabra: «permanencia».

El texto señala que se ha de crear una institución ajena a la SEP, para evaluar periódicamente el desempeño profesional de los maestros y determinar su permanencia o no dentro de la docencia.

Es decir, el instituto que evaluará, tendrá el poder de decidir quién forma parte del magisterio y quién no, con base en criterios que nadie conoce.

Además, de manera muy discreta, pero consistente, se está avanzando en el camino de quitarle al sindicato el control de las plazas sindicales, lo que le restará fuerza.

Con esa reforma, que es laboral y no educativa, se estará cumpliendo con las viejas demandas del Fondo Monetario Internacional y otros organismos filantrópicos de la misma naturaleza, que quieren ver a la fuerza laboral de la educación (o sea, los maestros), plenamente sometidos al control absoluto del gobierno, para evitar que se salgan del guión o «receta» sugeridos para el desarrollo.

El anzuelo es la supuesta reforma educativa. El cebo es la mejora en la calidad de la instrucción que reciben los niños. La realidad es una reforma laboral que, a la larga, busca acabar con el sindicato y recuperar el pleno control sobre los maestros.

Deja un comentario

Archivado bajo Economía, Educación, Periodismo, Política, Todo