Anzuelo

Acerca de la palabra «anzuelo», el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española especifica que se trata de un gancho pendiente de un sedal, acompañado de un cebo, que sirve para pescar.

E incluye el ejemplo de un uso coloquial para esta palabra, al fromar pequeñas frases de uso común en el idioma. Uno de ellos: «Echar el anzuelo.- Emplear artificios para atraer, generalmente con engaños».

A esta definición se ajustan algunas partes de la realidad política reciente.

Revisemos:

La lidresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo, es encarcelada un día, so pretexto de que los profesores se quejaron sobre la oscuridad en las cuentas del sindicato. (Por cierto, hasta la fecha no se conoce ni una sola de esas supuestas denuncias).

Se trata de un anuncio espectacular, dada la enorme fuerza del sindicato, el más grande de América Latina y sobre el cual se cierne la sombra de la sospecha y la corrupción, además del manejo político de sus intereses.

Mientras tanto, progresa una reforma constitucional, dizque para reformar la educación pública que, en realidad, NO es una reforma educativa, sino laboral.

En efecto, para mejorar la educación pública no hace falta modificar la Constitución, sino ampliar la capacitación de los maestros, garantizarles condiciones mínimas de seguridad laboral, establecer una infraestructura decente para su labor y ampliar la cobertura en todos los niveles escolares además, claro, de propiciar que los niños crezcan, razonen, concienticen sus derehcos y obligaciones y se conviertan en ciudadanos productivos, activos y capaces de adaptarse al mundo cambiante que les toca.

Pero esto de la reforma educativa, supuestamente elaborada para mejorar la calidad de la educación en las escuelas públicas, es precisamente el anzuelo con su respectiva carnada. Se está «echando el anzuelo», según la explicación al uso coloquial que describre el DRAE.

En realidad, lo que está en juego aquí es una reforma laboral. Se trata de una estrategia para debilitar a un poderoso sindicato cuyas acciones, correctas o no, han sido fuertemente cuestionadas durante mucho tiempo.

La carnada y el anzuelo, forman una dupla inseparable que, en términos prácticos, se traduce en el encarcelamiento de la dirigente del magisterio, mientras que la reofmra laboral, está inserta (como el anzuelo en la carnada), dentro de la propia reforma y consiste solamente en una palabra: «permanencia».

El texto señala que se ha de crear una institución ajena a la SEP, para evaluar periódicamente el desempeño profesional de los maestros y determinar su permanencia o no dentro de la docencia.

Es decir, el instituto que evaluará, tendrá el poder de decidir quién forma parte del magisterio y quién no, con base en criterios que nadie conoce.

Además, de manera muy discreta, pero consistente, se está avanzando en el camino de quitarle al sindicato el control de las plazas sindicales, lo que le restará fuerza.

Con esa reforma, que es laboral y no educativa, se estará cumpliendo con las viejas demandas del Fondo Monetario Internacional y otros organismos filantrópicos de la misma naturaleza, que quieren ver a la fuerza laboral de la educación (o sea, los maestros), plenamente sometidos al control absoluto del gobierno, para evitar que se salgan del guión o «receta» sugeridos para el desarrollo.

El anzuelo es la supuesta reforma educativa. El cebo es la mejora en la calidad de la instrucción que reciben los niños. La realidad es una reforma laboral que, a la larga, busca acabar con el sindicato y recuperar el pleno control sobre los maestros.

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